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Colbún: la pradera del Cannabis Medicinal

Colbún: la pradera del Cannabis Medicinal

Foto de Nelson Vergara Orellana – Revista Minga

 

Colbún la pradera medicinal más grande de Latinoamérica

En las tierras de la séptima región, camino a la costa en la zona de Panimávida, tras una larga y ardua tarea de investigación se concretó la decisión de comprar terreno para la siembra, cultivo y cosecha de marihuana con fines medicinales.

Fundación Daya, dirigida por Ana María Gazmuri, se ocupó, junto con un equipo de colaboradores e investigadores, en el análisis de diferentes terrenos entre la quinta y la séptima región para tomar la decisión de cuál sería el más apto para la realización de este gran proyecto verde.

El clima, la humedad de la tierra, las napas subterráneas libres de contaminación, son algunos de los puntos que primaron para elegir a Colbún como “el lugar perfecto” para levantar la segunda plantación de cannabis medicinal en el país. Sin embargo, dada la magnitud del terreno de cultivo, lo sitúa como el cultivo más grande de Latinoamérica.

Este cultivo beneficiará a más de 4000 pacientes a lo largo de todo Chile. La cantidad de semillas que se sembraron fueron de 6900, con más de 16 sepas distintas. Esto, apelando a un abordaje más amplio y multitudinario que el primer proyecto ubicado en la comuna de La Florida.

“La idea es tener una gama amplia para generar diversos productos para las distintas patologías”, “hay pacientes que necesitan cierto tipo de fitofármacos con ciertas características y otros, otros fitofármacos, entonces hay que desarrollar una gama amplia de productos y por eso trabajamos con tantas sepas distintas” señala Ana María Gazmuri.

El impacto en la zona

El municipio de Colbún recibió gratamente a Fundación Daya y su propuesta de cultivo en la zona. “Nos presentamos al alcalde y fuimos muy bienvenidos y a cogidos por la gente del lugar”. “Pensamos que es una interacción positiva por ambos lados”. “Pretendemos ser un aporte a la comunidad, prontamente tendremos el primer taller de autocultivo y preparaciones medicinales” Nos cuenta la directora de la fundación.

La mano de obra que participará en este cultivo será gente de la zona, principalmente mujeres que trabajaran directamente con las plantas.

El impacto que recibirá este lugar es positivo y los beneficios son retribuidos mutuamente entre sí. La instalación de Fundación Daya en Colbún se tornará como parte del qué hacer habitual del lugar, lo que lo influirá de buena manera en la ampliación del oficio del este sector, redimido mayormente a la de temporeros y trabajadores directos con la tierra, principalmente de frutas y hortalizas.

El oficio del cultivo se ampliará y se conjugará directamente con la salud y el bienestar a través de las preparaciones medicinales, ya que el camino de la relación del hombre con la plata es el diario vivir de la zona, lo que hace que el proyecto de Fundación Daya tenga pasos avanzados a su favor, pero para el beneficio de todo aquel que lo necesite.

Esto, paralelamente con o sin intención de parte de la fundación, trae consigo beneficios para este sector. El nombre de Colbún ya pasó a ser más visible desde una nueva perspectiva, relacionada estrechamente con el desarrollo y el bienestar.

El centro de cultivo ocupa una hectárea y media, y aún tienen a su disposición treinta más, si es que deciden ampliar la siembra. Esta es la apuesta más grande, hasta el momento, de Fundación Daya, lo que los tiene muy contentos y motivados a seguir trabajando y obrando en éste, su proyecto.

El equipo de trabajo

Al ser una propuesta tan grande se creó una plataforma colaborativa para desarrollar el cannabis medicinal en Chile. En esta plataforma participan 20 municipios, tres hospitales públicos, la Universidad de Valparaíso y Laboratorios Knop.

“En el proyecto institucional que estamos haciendo, en el que trabajamos con laboratorios Knop, con la Universidad de Valparaíso, farmacopea nacional y el departamento de química y farmacia, tenemos análisis exactos de cada sepa de planta, hasta el análisis que se hace después de la extracción de la planta. Así podemos tener la plena certeza de cuál es la composición de lo que estamos haciendo, lo que es un requerimiento para un estudio clínico, tú tienes que saber qué estás probando en un estudio clínico”. Nos cuenta la directora del proyecto.

El arte del cultivo “la terapia comienza con poner la semilla

“Nosotros siempre hemos sostenido que nos parece óptimo que los pacientes y sus familiares tengan y estén en condiciones de poder cultivar su medicina. La terapia parte desde ese momento. La sanación del grupo familiar completo. Al sentir que pueden hacer algo en conjunto por el familiar que está sufriendo, empieza a haber una unión familiar entorno a esto, se produce una cohesión de energías y eso influye estrechamente en el crecimiento de la planta. Por eso nosotros decimos que la terapia empieza con poner la semilla”.

Ana María además se refiere a las personas que no pueden desarrollar un cultivo, “para esas personas tenemos que tener otra alternativa de acceso, pero idealmente si están las condiciones, es mejor tener una planta que sea de uso doméstico. Que esté en el jardín así como tantas otras plantas medicinales. Para las situaciones más complejas podemos recurrir a ciertas preparaciones más estandarizadas, más estables, pero en primera instancia nosotros favorecemos y propiciamos el autocultivo”.  

Y el uso recreacional?

“Está dentro de las libertades personales, del derecho a la autodeterminación, del derecho a la búsqueda del bienestar, del derecho a la auto exploración. El estado no puede interferir en las decisiones en tu vida privada si no hace daños a terceros. Entonces cuando hablamos de que se persigue a los usuarios o a los cultivadores, hay una vulneración de derechos permanente y eso está clarísimo, por lo que nunca hemos hecho la división de solo defender el uso medicinal y no todo uso, lo que como fundación nos hubiera sido mucho más fácil. No hemos tomado esa postura porque la coherencia en la política de drogas debe estar centrada en estricto respeto a los derechos humanos, entonces cuando hay una política de drogas prohibicionista se vulneran los derechos humanos y se atenta contra la salud pública también”.

“Apoyamos, propiciamos y defendemos el auto cultivo para todo uso entendido dentro de las libertades personales y los derechos colectivos”.

La necesidad de mayor información, el empoderamiento ciudadano, el despertar de la curiosidad, el cuestionar lo que hemos asumido como verdad, van cambiando las necesidades básicas de la sociedad.

El uso del cannabis con un fin medicinal ha abierto una puerta a la educación, a la autoeducación, que va de la mano con una mayor conciencia y desarrollo socio-cultural que recién comienza a forjarse, rompiendo barreras desde lo medicinal a lo recreativo. “Es nuestro paradigma cultural de la prohibición el que ha hecho este estigma con respecto de las plantas maestras. Las sustancias psicoactivas han jugado un rol importante en la modulación de la conciencia. Nosotros ya no hablamos de la reducción de daños como los paradigmas prohibicionistas, nosotros nos referimos a un máximo bienestar, cómo obtenemos un máximo de bienestar en vez de cómo hacemos el menor daño posible, así salimos del paradigma de la prohibición”.

Es este gran proyecto verde, con sede en nuestras tierras de centro sur, se levanta el gran cultivo de cannabis medicinal más grande de Latinoamérica. Primer gran paso al desarrollo de la conciencia, cultura y sociedad a nivel de país como a nivel mundial.

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