Blog
Despenalización de autocultivo en vísperas de hundimiento por seguridad pública
Con mucha preocupación el gobierno atiende a la presión ejercida por los medios frente a la agenda antidelincuencia. Por lo que la prohibición del autocultivo es la carta más a mano que manejan para combatir el narcotráfico. En un principio los objetivos eran claros: defender la libertad individual y combatir directamente el narcotráfico. Así nació el proyecto de autocultivo del cannabis que fue aprobado por la Comisión de Salud y por la gran mayoría de los diputados que estaban en la sala al momento de votar. Pese a este acuerdo el Ministerio del Interior manifiesta extraoficialmente que ingresará indicaciones al proyecto. Estas indicaciones son contrarias a la idea original de éste, la que se refería a la libertad del autocultivo para fines recreativos, espirituales y/o medicinales. Hoy queda en la palestra que la prohibición es el comodín a barajar en este tema. El narcotráfico tiene colapsado al gobierno, no sabe qué más barajar para poder hacer algo que lo disminuya, entonces se apuesta a prohibir el autocultivo y sólo limitarlo a fines medicinales, dejando nuevamente en la ilegalidad al cultivo y permitiendo solamente tener que moverse en los márgenes de los vacíos legales para poder conseguirla y consumirla. A nivel mundial está comprobado que la política prohibicionista es un fracaso en Chile y en el mundo entero y no aporta a la seguridad pública. Sin embargo, se ha visto que el autocultivo ha ayudado a disminuir el tráfico el que hoy se concentra en un 80% en la venta de marihuana. Tanta prohibición consigue únicamente elevar el precio de la marihuana y darle más poder al narcotráfico. La actual Ley 20.000 no penaliza el consumo privado, no podría hacerlo, pero no responde la pregunta de cómo se abastece un consumidor. Entonces es ahí donde las redes del tráfico toman posesión y abren su mercado para abastecer a los consumidores no cultivadores. Los países que han legislado con más libertad en esta materia, muestran niveles más bajos de consumo que en los países en que se prohíbe, controla y sanciona el cul tivo. Esto muestra que promover la despenalización no significa pretender aumentar el consumo, sino hacer de la población una sociedad más consciente y con mayor conocimiento de lo que consume. Aquí está en jaque las libertades individuales. Es de esperar que estas no se transen en la desesperación de querer barrer con el narcotráfico y con el afán de prohibirlo todo para mantener una seguridad pública óptima. Eso ya está pasado de moda.