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Ganador 1º lugar Concurso de Testimonios sobre la Marihuana Medicinal

Hoy siendo 7 abril Día Internacional de la Salud con agrado y orgullo les presentamos el testimonio ganador al 1º Lugar de nuestro Concurso de Testimonios sobre la Marihuana Medicinal.

Da a conocer al mundo el testimonio de cómo la marihuana medicinal te ha ayudado en tu salud frente a alguna enfermedad o problema físico que tengas o hayas tenido.

A finales del pasado mes de marzo usando el anterior enunciado lanzamos este concurso coincidiendo su premiación con del Día Mundial de la Salud y que tenia la finalidad de dar a conocer de primera mano las bondades de esta planta que ha sido tan estigmatizada.

Queríamos que la gente sin mas filtro que el de su propia experiencia demostrará cómo el uso terapéutico les a beneficiado en su calidad de vida por eso hoy premiamos y damos a conocer este emotivo relato que nos sorprende y nos muestra como el aceite de cannabis ayudo no solo a una persona sino a una familia entera que tuvo el valor de cuestionarse y buscar alternativas mejores que las “oficiales” por el bien de la mas pequeña de sus integrantes.

Sin mas que decir les dejamos este valiente testimonio para que lo lean. Sin duda los hará reflexionar.

 

¡Hola ¡Somos Constanza Martínez (22 ) y Felipe Ugarte (26) , y junto con saludar , queremos compartirles nuestra historia.

Luego de cuatro años de amor, recibimos una hermosa noticia, seríamos padres. La felicidad y la ansiedad que nos embargaba eran tremendas.  En nuestra primera ecografía con doce semanas de gestación, supimos que esperábamos a  nuestra pequeña hija, Aneley… todo marcha perfecto.

Al mes siguiente, a las diecisiete semanas de gestación y en nuestra segunda ecografía, nuestro ginecólogo advierte signos de una grave patología en nuestra hija. Desde entonces todo se convierte en incertidumbre y confusión, ningún profesional es capaz de explicar con certeza la condición de nuestra hija, que por lo visto,  no deparaba nada alentador.  Comenzamos una búsqueda incansable por saber la verdad, recorrimos más de tres regiones  y nos entrevistamos con más de 7 gineco-obstetras , hasta que finalmente y luego de innumerables exámenes y ecografías , se nos comunica :

“La condición de su hija es grave, posee un daño cerebral severo que es irreversible, lamentablemente no tiene proyecciones de vida al nacer.”

Nuestra pequeña hija de tan solo 5 meses de gestación presentaba un futuro lapidario, poseía una Hidrocefalia Bilateral Severa, a tal punto que su poco desarrollado sistema nervioso central no iba a ser capaz de soportar estar fuera de mi vientre. Si quisiéramos explicarlo con un mayor tecnicismo, nuestro cerebro es portador de 4 ventrículos, cada uno de ellos en la etapa gestacional no debería exceder los 10 milímetros de espesor, nuestra hija en uno de los dos ventrículos más importantes, tenía una dilatación de 73 milímetros, lo que conllevó a un mínimo desarrollo cerebral.  Aneley en el momento del parto, fallecería de un paro cardiorespiratorio.

A pesar de todo, quisimos vivir el embarazo con tranquilidad y mucha alegría, si nuestra hija estaría poco tiempo con nosotros, debíamos transmitirle lo mejor. (No negaremos que analizamos todo tipo de variables, pero las legislaciones de hoy en día en nuestro país, son extremadamente limitantes.)

Llegó el día tan inesperado, la despedida. Con 37 semanas de gestación Aneley nació un día 28 de Octubre de 2015, mediante una cesárea. Ahí estaba ella, llegando a este mundo con un tímido pero llenador llanto, colorada y regordeta. Aneley rompiendo todo esquema, nunca presentó dificultades respiratorias, y a pesar de su grave patología nació vigorosa.

Tras un mes y medio en el hospital, recuperada de su intervención de válvula derivativa ventrículo-peritoneal, es dada de alta. Junto con esto, se nos deriva a una serie de especialistas, entre estos la Teletón. Hasta ese entonces no había presentado ninguna enfermedad ni patología asociada, dejando su diagnóstico en Holoprosencefalia Alobar con hidrocefalia severa, en palabras sencillas, una serie de mal formaciones a nivel cerebral, pero no se descartaba la posibilidad de que Aneley tuviera algún grado de epilepsia, ya que el daño cerebral es casi en su totalidad.

Cierto día comenzamos a notar posiciones involuntarias de Aneley, nos asustamos, sus manos suben, su cuerpo y musculatura  comienza con contracción y distensión, su ojos suben quedando casi en blanco o sus pupilas se dilatan dejando su mirada fija y perdida. Nuestra impotencia frente a esta situación aumenta con el  tiempo, es complicadísimo encontrar una consulta con un neurólogo, así que, debíamos esperar.

Anteriormente, nos habían solicitado un electroencefalograma, con el fin de descartar epilepsia en nuestra hija.

Con este examen realizado fuimos a la consulta del neurólogo, el que nos sugiere que si el número de convulsiones aumentaba  era necesario comenzar a utilizar el medicamento para este tipo de casos, ya que el examen aparecía completamente normal.

Lamentablemente los cuadros convulsivos aumentaron, reparemos en que Aneley podía presentar 4 cuadros de crisis semanales y cada cuadro con un total de 6 convulsiones. Entre la angustiante situación,  buscamos siempre la solución más natural del problema (tal como siempre lo hicimos), era un misterioso aceite de cannabis que alguien había probado por aquí por allá, pero nadie en forma directa a nosotros sabía bien acerca del tema como para poder resolver nuestras dudas:

¿Cuánta es la dosis? ¿Se puede hacer en casa? ¿Lo venden? ¿Cuánto vale?

Mientras tanto, sin lograr mayor información sobre el aceite de cannabis, tuvimos que visitar al neurólogo, el cual nos expresa tácitamente que no aceptaría que dejáramos sin tratamiento médico , mediante anticonvulsionantes a nuestra hija, luego de comentarle la opción del aceite cannábico. Nos receta un anticonvulsionante y además nos dice que está totalmente comprobada su eficacia, no como es en el caso del aceite de cannabis, que ningún laboratorio farmacéutico ni instituto médico certificaba su uso en pacientes.

No nos quedaban muchas opciones, la que creíamos era una buena opción de tratamiento para nuestra bebé , quedó totalmente desacreditada por nuestro neurólogo, quién supone para nosotros es el profesional más idóneo para orientarnos en estos casos .Bueno y  por otra parte quedamos medianamente tranquilos, ya que el médico indicó que el medicamento recetado no tenía ningún tipo de contraindicaciones.

Los cuadros convulsivos aumentaban, cada día su cerebro cierra más puertas, no nos quedó más alternativa que comprar el medicamento.

Como padres desconfiados, nos interiorizamos sobre el antiepilético recetado y leímos su prospecto, el cual  traía una gran cantidad de contraindicaciones, entre las cuales se citaban; problemas de aprendizaje, desórdenes mentales, pensamiento suicida, entre otros, además que su uso no estaba comprobado en menores de 4 años, siendo que nuestra hija tenía 3 meses. Tomando en cuenta que con su daño cerebral lo más importante es estimular su aprendizaje, con este tipo de fármacos no lograríamos nada.

Al final de cuentas luego de leer , informarnos , visitar blogs e interiorizarnos de muchos casos como el nuestro ,logramos conseguir un frasco de 10 ml de aceite, el que nos ha durado casi dos meses, y que con una mínima dosis diaria, sus convulsiones disminuyeron a una a la semana ,y hasta han pasado  periodos de 3 semanas sin ellas. Es un alivio verla sin crisis periódicas, aprendiendo, jugando, creciendo, enamorándonos cada día.

¿No es eso lo que desea cada padre? Por qué en este país es tan difícil entender la necesidad que tenemos algunas personas de utilizar la cannabis como alternativa más viable que la de un medicamento o tratamiento. Ha sido incuestionable su eficacia, administrándolo sin ningún miedo a mi pequeña hija de tan solo 3 meses de edad, no ha presentado ningún efecto adverso, y dudo que lo presente.

Es triste pensar que por estas barreras hayan tantas familias que son afectadas, y más aún hay otras que son juzgadas por la utilización de la cannabis,  solo pedimos un poco más concientización e interiorización sobre el tema, hay muchas familias como la de nosotros que no estamos de acuerdo con utilizar medicamentos tan fuertes como los “grandiosos”  anticonvulsionantes y que nuestra alternativa más eficiente y natural debamos adquirirla a través de un mercado negro (en costos altísimos). Por otra parte, nos limitan la opción de saber sobre el tema ¿Cómo hacer el aceite? ¿Qué pasa si lo intentamos y algo sale mal? Sólo por tener una planta nos juzgan de drogadictos. En una triste realidad de que debemos vivir familias de nuestro querido país.

Hoy Aneley cumplirá 6 meses, y no dudaremos en seguir con el tratamiento natural por el tiempo que sea necesario.

Con nuestra historia, queremos dejar abierta la opción de cuestionar, de cuestionarse abiertamente las cosas, si nosotros no lo hubiésemos hecho, hoy en día seguiríamos un tratamiento a base de innumerables fármacos y tratamientos médicos costosos, y no con un aceite que sale de la planta de nuestro patio.

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