Marihuana presa de la desinformación
Acabando de leer un recuadro en el “Diario mi hijo” de la sociedad chilena de Pediatría en el que se encabezaba esta pregunta “Qué hacer cuando se sospecha que un hijo consume?” (marihuana), dentro del contexto de un reportaje que hablaba todo sobre “Datos concretos que deben conocer”, al respecto de esta misma. Me surge la idea de que la información “oficial”, la que pertenece al Colegio médico y transita libremente de mano en mano, no es oficial.
El recuadro solo se refería al cagüin añejo de hacer saber a la población “los indicadores para identificar si su hijo o hija ha consumido marihuana”. Entre estos estaban: ”despide un olor peculiar, presenta risa fácil e inmotivada, torpeza motora, presenta cambios frecuentes de apetito y humor, pero esta es la mejor, “andan con objetos específicos como pipas, papelillos, inciensos o sprays para disimular el olor, o colirios para disimular el rojo del ojo”.
¿Pueden creerlo?! Después que se aprobó hace poco tiempo el cultivo más grande de Latinoamérica de cannabis medicinal en la localidad de Colbún. Es el mismo Chile!. Por un lado tenemos al gobierno apoyando y por otro escandalizando y alarmando a la urbe misma con la idea prohibicionista de “proteger la salud de la población”.
En este mismo artículo se señala que importantes sociedades científicas del país, como la sociedad de Psiquiatría y Neurología de la infancia y adolescencia (SOPNIA), la Sociedad de Neurología, Psiquiatría y Neuropsiquiatría (SONEPSYN), la Sociedad de Anestesiología de Chile (SACH), junto con el Colegio Médico de Chile y la Academia de Medicina, emitieron un comunicado manifestando su absoluto rechazo a la ley de autocultivo.
El argumento sobre el cual estos fundamentan su declaración, se basa en la evidencia científica que existe sobre el daño directo que la marihuana tiene sobre niños y adolescentes. Agregan que en los últimos años el consumo ha aumentado y la concientización de riesgos ha disminuido. Plantean esto como una irresponsabilidad social y no como una familiarización y educación al respecto.
El siguiente subtítulo fue, “Los efectos nocivos de la marihuana”. Aquí la cosa ya se puso oscura y tenebrosa. Las primeras dos líneas aseguraban que la marihuana provoca daños mentales y físicos, luego continuaron insistiendo en que “favorece el desarrollo de una grave enfermedad mental, especialmente en personas con mayor vulnerabilidad biológica, como por ejemplo quienes tienen algún familiar que haya presentado esquizofrenia”.
También se habló del daño en el aparato respiratorio y el desarrollo de bronquitis crónica y daño pulmonar. Echándole la culpa a la marihuana de lo nocivo que todos sabemos que es el humo para el organismo en sus diversas manifestaciones tales como asados, fumar, incendios y la combustión en general. Utilizan esta información sensacionalista mente para poner verdades, que no le corresponden a la marihuana como tal, en contra de ella.
El alza en los intentos de suicidios ha aumentado en los últimos años y Chile tiene una tasa alta en intentos concretados, osea, somos el país latinoamericano con más suicidios. Y adivinen, en vez de preguntarse la razón de fondo y cuestionarse los principios éticos-políticos sobre los que está construida nuestra legislación, culpan a la cannabis de ayudar a que esta realidad sea así.
Siguiendo con el reportaje, en un recuadro pequeño titulado “ ¡Las cosas como son!” reclaman que las sociedades científicas han sido dejadas de lado por parte de los medios de comunicación y al margen respecto de la investigación y discusión de “los efectos reales de la marihuana”.
Destacaba además que estas sociedades no tienen espacio suficiente para poder exponer sobre sus investigaciones y que sí se les dá espacio a entidades políticas, a actores, psicólogos y abogados. No es coincidencia que estos sean de la línea humanista, al contrario. Son netamente complementarias todas las disciplinas, todas desde su perspectiva e investigación sobre un mismo tema “la marihuana”. Por qué ese afán de prohibir y separar, pasado de moda e in evolucionante, anticuado. El desarrollo y la evolución se encuentran dentro de la integración y desde allí la armonización de las partes que conforman la una universal.
Todo tiene que ver con el prisma con que se le mire. Todo tiene que ver con la interpretación y relación de los hechos y todo lo que estos involucren.
Hace un tiempo leí en un artículo sobre el auto control, específicamente sobre el “estrés”, se relataba un ejemplo muy bueno para explicar más a fondo esto de la interpretación y relación de los hechos: “un corredor en plena carrera sufre taquicardia, sudoración, reducción del riego sanguíneo al estómago cuando corre y eso supone un estrés para el organismo. La diferencia aquí es que este sujeto no interpreta esta situación como negativa o prueba de que algo malo le está pasando”. Este ejemplo descrito corresponde a un caso de hiperactivación fisiológica. Podría fácilmente ser tachado de “estrés”, aunque este término no sería del todo correcto. El término más adecuado sería “distrés”, que correspondería a la vertiente negativa de esa activación ya que no toda activación supone un estrés negativo para el organismo.
Y con este ejemplo quiero aterrizar la idea de que los parámetros y discurso por parte de las Sociedades Científicas del país, que son las que hacen el trabajo de investigar en laboratorio ciertos aspectos, en este caso, de la marihuana, están cayendo en la mediocridad de dejar de lado la opinión e investigación paralela que las distintas disciplinas han descubierto a través de su perspectiva con la cual miran el caso del consumo de marihuana y sus efectos. Pero que quede claro que efectos no corresponde cerradamente a consecuencias negativas, sino que a las propiedades, principios y beneficios que esta planta medicinal ancestral tiene.
Los índices que este reportaje publica con respecto al consumo, quizá no están equivocados, el asunto está en cómo lo plantean a la población lectora, con alarma y desconcierto, ya que está claro que se oponen rotundamente al consumo de cannabis ya sea medicinal o recreacional.
“Consumo problemático de esta droga”, “Alza en el consumo por primera vez”, “Baja en la percepción de riesgo”, “Consumo aumenta el riesgo de accidentes vehiculares”, “Chile con la tasa más alta de consumo en escolares dentro de Latinoamérica”, “El 9% de las personas que consumen marihuana se vuelven adictas, la que puede aumentar hasta un 15%”, “El consumo persistente desde la adolescencia hasta la adultez se asocia a una disminución significativa del Coeficiente intelectual (CI)”. Estos son algunos datos, frases y encabezados del reportaje central del diario “Mi hijo”. Suenan terroríficas!
Hace poco tiempo entrevistamos a Ana maría Gazmuri principalmente por el tema del cultivo aprobado en Colbún y los beneficios sociales que este trae a la población nacional. Además de este tema ella mencionó que nunca ha dado la pelea solo por el uso medicinal, sino que el uso recreativo apela a la libertad personal y a los derechos colectivos.
Entonces me encuentro con este tipo de reportaje que aspira a informar y concientizar de lo monstruoso e irresponsable que se está convirtiendo la sociedad chilena en el presente y lo mal encaminados que vamos para el futuro, versus, la capacidad que tenemos de discernimiento y decisión y la educación con respecto de la marihuana y sus múltiples beneficios para la salud y la sociedad en general.
Qué es lo que debemos hacer?, Qué debemos pensar? Cómo actuamos?. Está claro que, como mencioné anteriormente, todo tiene que ver con el prisma con que se mire, pero por sobre todo, discernimiento e integración de la información. La autoeducación y la inquietud por querer saber más al respecto y no dejarse llevar por información partidaria de alguna idea en particular, sino que integrar todas las perspectivas y hacer cada cual su propia conclusión y compartirla entre los pares y generar discusión popular es lo que hará que las investigaciones, provengan de la ciencia o de los humanistas, sean reales, desde la propia experiencia.
Este es un tema delicado, no podemos dejar que el uso indiscriminado de marihuana, la falta de educación e información sancionen a esta planta medicinal y siga cargando el peso de la mediocridad con la cual se ha criado a la población chilena. Donde ni voz ni voto importan, porque la voz y el voto que muchas veces se emite esta carente de conocimiento y solo se sigue a la moda de turno.
Hay una labor que hacer y esa es la de la educación propia, mutua y en conjunto.